En esta pintura podéis observar a una mujer anciana con una expresión seria y enigmática. Tiene un ojo de color negro y el otro tuerto a causa de una catarata. Picasso pretendía, como hacía en muchos
de sus cuadros, por ejemplo, El Guitarrista Ciego, en el que su pérdida de vista se veía equilibrada con su sentido auditivo qe esta ceguera fuese compensada con otro sentido: El comercio del amor.
El cuadro se caracteriza por su monotomía crómatica, es decir, el azul es el color predominante que representa la amargura que Picasso sentía ese momento. Solo hay algunas zonas iluminadas, como la cara y el rubor de las mejillas que tienen colores más cálidos y contrastan con el resto del cuadro. La mujer está cubierta con una mantilla que deja al descubierto sólo su cara. La obra manifiesta la soledad de La Celestina aislándola en un entorno preciso.
Rocío Jiménez y Nina Treviño
Rocío Jiménez y Nina Treviño
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